Hoy en día, el movimiento de presos políticos en Venezuela, se conoce en el mundo entero, pero lo preocupante es que se han replicado en todas las salas de juicio del país.
El 11 de abril de 2002, hubo una marcha multitudinaria hacia el centro de Caracas. Cuya intención era pedir la renuncia del Presidente Hugo Chávez. En virtud de la inconformidad que generó en la población los cambios radicales que afectaron la forma de vida del venezolano.
Entre los que estaban, las expropiaciones, los cambios en la estructura organizativa del Estado, la persecución a todo aquel que disentía de esas políticas gubernamentales, los despidos masivos de los empleados de la industria petrolera, entre otros.
Esta marcha fue direccionada hacia la Avenida Baralt, y allí ya se encontraban un grupo de personas afectas al oficialismo. Quienes accionaron sus armas de fuego contra los marchistas que estaban desarmados y es entonces cuando llegan al sitio los funcionarios de la Policía Metropolitana, a quienes les correspondía proteger las marchas opositoras, como cumplimiento de unos acuerdos gubernamentales, que consistían en que la Guardia Nacional protegería la marcha oficialista y la Policía Metropolitana la marcha opositora.
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Al llegar, también fueron recibidos con disparos, ya había marchistas heridos y otros muertos. Por lo que los mismos repelieron el ataque, presentándose en consecuencia un intercambio de disparos.
Finalmente, se contabilizaron 19 personas muertas y 100 heridos.
Ningún otro cuerpo de seguridad dio apoyo a la Policía Metropolitana. Por el contrario, en el sitio se observó a la Guardia Nacional, pero los mismos se mantuvieron al margen de los hechos.
En el año 2003, deciden detener a un grupo de funcionarios de la Policía Metropolitana, cuyo criterio de selección fue severamente cuestionado.
Pero, aun así, fueron detenidos y se da inicio a un juicio plagado de violaciones a los derechos humanos, trampas, persecuciones, etc., en la ciudad de Maracay Estado Aragua. Y en consecuencia los funcionarios policiales fueron imputados por la muerte de Rudy Urbano y Erasmo Sánchez, así como por las lesiones de 30 personas.
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Los abogados que estuvimos en el juicio, siempre decimos que todas estas muertes y lesiones quedaron impunes. Porque, si algo quedó probado en el juicio, con las pruebas presentadas por el Ministerio Público, es que las armas que portaban los funcionarios no dispararon los proyectiles que mataron a Rudy y Erasmo y adicionalmente, desde la ubicación de los funcionarios policiales era imposible impactar el cuerpo de ninguno de ellos.
En el trascurso del juicio nos pasaron muchas cosas, y como quiera que, en aquel momento, los venezolanos actuábamos con absoluto apego a la Constitución y las leyes, veíamos lo que ocurría con mucho asombro y no pensábamos en recurrir a organismos internacionales, sino a nuestras propias instituciones a denunciar.
La enorme acusación contenía 177 elementos de convicción y un número mayor de medios de pruebas, pero uno peor que otro.
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Por ejemplo: se evacuó el testimonio de un experto quien manifestó haber hecho una experticia a un zapato de cuero de color marrón, con orificios para las trenzas, pero sin trenzas, nunca se supo de quien era el zapato.
En otra oportunidad, llevaron un cuchillo lleno de sangre, colectado el 13 de abril en un restaurant de la Avenida Baralt. Pero ninguna de las víctimas resultó herida por arma blanca.
Así mismo, vimos un video que estaba etiquetado “POLICIAS DISPARANDO AL PUEBLO”, y cuando lo colocaron, era el video de una liposucción, y así, cualquier cantidad de pruebas fueron evacuadas. Los recursos que ejercíamos eran declarados sin lugar o inadmisibles, y, adicionalmente, la juez siempre escuchaba los alegatos de los testigos que nos favorecían, al revés para tratar de incriminar.
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Este juicio duró años, un día era peor que el otro, más y más violaciones a los derechos humanos de los detenidos y en una oportunidad, estando en la sala de juicio, todos los abogados con nuestros defendidos, analizamos lo que estaba pasando. Llegando a la conclusión de que ellos eran presos políticos.
Entonces, planificamos estrategias para dar a conocer lo que estaba pasando y para hacer entender a la población el peligro que esto representaba.
Con el tiempo, después de tanto trabajo, en el canal televisivo GLOBOVISIÓN, hicieron una encuesta en la que se determinó que solo el 16% de la población le interesaba o conocía la existencia de presos políticos en el país, lo que nos desanimó, pero no nos detuvo. Seguimos defendiéndolos a capa y espada y dando a conocer la situación.
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Más tarde, en el año 2009, el ex Magistrado Eladio Aponte Aponte, quien salió huyendo del país, luego que resolviera el recurso de casación que habíamos interpuesto, manifestó: “la justicia es una plastilina que se puede moldear”. Y contó cómo se tomó la decisión política de condenar a los funcionarios y hasta una carta pidiendo perdón publicó, lo que hizo despertar mayor interés en el movimiento de presos políticos. Pero, realmente, es en el año 2014, que cobra real importancia el tema de los presos políticos, con la detención de Leopoldo López y los estudiantes.
Hoy en día, el movimiento de presos políticos en Venezuela, se conoce en el mundo entero. Pero lo preocupante de todo esto, es que después de tantos años, los juicios injustos que se celebraban en las salas de Juicio en Maracay, se replicaron en todas las salas de juicio del país.
Twitter: @theresly
Thresly Malave es Abogada, Directora de la ONG Justicia y Proceso Vzla.
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