Un grupo diverso de activistas, ONGs, líderes políticos y estudiantes pro chavistas no maduristas, se reunieron en la plaza techada de la Universidad Central de Venezuela para lanzar “La Otra Campaña” (The Other Campaign). Este movimiento se dedica a defender los derechos humanos, exigir salarios justos, proteger el medio ambiente y desafiar al gobierno que se elegirá el 28 de julio.
El movimiento de izquierda, compuesto por más de 20 organizaciones de todo el país identificados históricamente como chavistas, que incluye académicos y militantes de diversos sectores del campo popular, lo anuncia la abogada constitucional y portavoz María Alejandra Díaz. Ella enfatizó la amplia gama de la coalición, que incluye organizaciones de derechos humanos, sindicatos y víctimas de la represión estatal. Díaz declaró que la campaña apoya la expresión de diversas formas de participación política en las próximas elecciones, pero permanece firmemente en contra de la violación de los derechos de la gente.
La elección del 28 de julio no resuelve
“Estamos defendiendo el derecho a la expresión de las diferentes formas que cada persona puede asumir en el próximo evento electoral, pero enfatizamos que estamos en contra de la violación de los derechos de la gente y que desafortunadamente, la violación de los derechos de la gente no se resolverá ni antes ni después del 28 de julio. Quien gane, poco cambiará la situación de las mayorías populares”, dijo Díaz.
Ella también criticó el clima político en Venezuela, señalando que ambos lados del espectro político comparten una política económica neoliberal que carga sobre los pobres. “Ambos bandos políticos son responsables de la destrucción del país, son dos caras de la misma moneda, representantes de sectores económicos que ellos mismos comparten como el neoliberalismo como política”, agregó Díaz.
Un programa mínimo de lucha
Eduardo Sánchez, presidente del sindicato de trabajadores de la Universidad Central de Venezuela, repitió el sentimiento por un programa mínimo de lucha, enfatizando la necesidad de condiciones de vida dignas y la restauración de derechos que han sido arrebatados a la clase trabajadora durante los últimos 60 años. Pidió un país sin explotación y subrayó la importancia de la lucha para lograr este objetivo.
Sánchez también instó a los trabajadores que participan en las elecciones a exigir a sus candidatos que tomen una postura sobre los problemas que enfrenta la clase trabajadora. “Es importante para todos aquellos trabajadores y trabajadoras que han decidido participar en estas elecciones, que son muchos, ir a la calle pero exigir a sus candidatos una opinión sobre el problema que la clase trabajadora está sufriendo en este momento”, dijo.
¿La otra campaña, un movimiento abstencionista?
El lanzamiento de “La Otra Campaña” marca un momento significativo en el panorama político de Venezuela, ya que diversos grupos se unen para luchar por la justicia social y los derechos humanos, sin embargo, aunque de manera explícita aún no han llamado a la abstención, el rechazo a todos los candidatos, anticipa una posible intención a no votar este 28 de julio.
A continuación en comunicado completo:
MANIFIESTO
POR OTRA CAMPAÑA
El pueblo es sabio, resiste cuando el poder económico y político actúa en su contra; y desde ahí se organiza y acumula fuerza. Tiene razón para rebelarse frente a la destrucción de sus derechos. Esa resistencia y esa rebelión son las formas de proteger su vida y su dignidad.
Estas elecciones ocurren cuando nuestro pueblo encara una de sus horas más oscuras: la amplia mayoría se empobrece mientras unos pocos se hacen cada vez más ricos; nuestros hijos e hijas, la generación de relevo, se ven obligados a migrar para sobrevivir, dejándonos soledad y tristeza; la crisis de los servicios públicos nos condena a horas y horas sin luz, sin agua, sin gas para cocinar; ir a un hospital público se convierte casi en una condena a muerte y nuestros niños ven apenas unas pocas horas de clase a la semana; los trabajadores y trabajadoras ganan un salario de hambre; las conquistas laborales no son respetadas ni por el Estado ni por el patrón privado; se criminalizan las protestas masivas de los trabajadores, campesinos y de todos los que nos movilizamos en defensas de nuestros derechos; se nos vulnera el derecho democrático a decidir por quién votar cuando judicializan partidos o inhabilitan candidatos, o cuando grupos violentos intentan imponerse al país a través de la fuerza o con el apoyo de potencias extranjeras. La corrupción campea con toda impunidad y las instituciones están cada vez más podridas y a espaldas del pueblo. El despojo de nuestros recursos, a través del robo descarado, de la entrega a países extranjeros o del bloqueo, ha agravado el empobrecimiento del pueblo. Nuestros derechos se liquidan para beneplácito de los ricos, quienes no hacen distingo entre los que gobiernan y los que se dicen oposición, y el país se remata al mejor postor. Unos y otros son responsables de este estado de cosas, unos y otros pretenden continuar con la destrucción del país y el despojo a los trabajadores. Unos y otros asesinan de manera artera la Constitución.
Esta situación desesperada a la que han condenado a nuestro pueblo es consecuencia de la crisis estructural del capitalismo venezolano, las políticas neoliberales y del bloqueo de EE. UU. Nadie niega el efecto de las sanciones, pero sin duda estas han recaído sobre todo en los hombros de los pobres, de quienes vivimos de nuestro trabajo, como lo demuestra el enriquecimiento grosero de unos pocos, los continuos hechos de corrupción y el modo en que crecen y crecen los capitales a la sombra de la miseria del pueblo. En estos años de sanciones se ha producido la mayor transferencia de recursos de la nación a manos de nuevos y viejos grupos económicos, nacionales y transnacionales.
Ninguno de los candidatos presidenciales expresa los anhelos e intereses de los trabajadores. Todos mantienen como fórmula más de lo mismo: pretender salir de la crisis con el sacrificio del pueblo, aplicando políticas que promueven la miseria y la explotación, con el austericidio como solución: que el costo de la crisis lo paguen los que menos tienen. Menos salario, menos derechos, más privatizaciones, más privilegios para los ricos. Más de lo mismo. Pase lo que pase este 28 de julio, la situación de los trabajadores y de los desposeídos no cambiará sustantivamente, porque aunque los principales candidatos parecen odiarse, realmente comparten una misma política económica que favorece a los privilegiados.
Por eso proponemos esta otra campaña, la campaña necesaria. La campaña de los de a pie, de los silenciados, de los que no cuentan para ninguno de los candidatos: los empobrecidos y empobrecidas de todos colores, de los trabajadores, pensionados, jubilados, comuneros, de las mujeres, de los millones de trabajadores por cuenta propia, los jóvenes que no encuentran un trabajo digno y que son perseguidos y maltratados por los cuerpos de seguridad, de todos los sectores discriminados, oprimidos y excluidos. La otra campaña es una campaña desde abajo. Desde las luchas, desde los anhelos, desde las esperanzas que los traficantes del desánimo y del conformismo (esos cuya mejor oferta es decir que los otros son peores que ellos) no podrán matar.
La otra campaña no tiene otro candidato más que las luchas del pueblo. No nos vamos detrás de quienes no tienen que ofrecer sino más de lo mismo. Vamos detrás de un programa popular que recoja los anhelos y las luchas por nuestros derechos, de los que ningún candidato habla. Un programa popular que se proponga adecentar al país en medio de la corrupción y de la grosera rebatiña de las riquezas de la nación por parte de todas las élites. Un programa popular que demuestre que sí hay salida de este laberinto sin que el precio lo paguen los pobres. Que es posible salir de la crisis devolviéndole al pueblo su protagonismo, sus derechos, al trabajador, su salario, llamando a los millones de jóvenes que han tenido que irse del país para reconstruir entre todos la patria que nos quitaron. Que podemos volver a tener los derechos que en estos años nos han conculcado. Que es posible otra economía, sin explotación ni dominación, basada en la justicia y la solidaridad. La otra campaña se propone aportar a una agenda propia que recoja nuestras principales demandas y luchas para resistir frente al embate de las políticas regresivas de los que gobiernan y las que defiende la derecha tradicional.
Votes como votes el 28 de julio, votes o no votes, poco cambiará. Ese día que cada quien decida cómo ejerce su derecho. Pero las esperanzas no deben cifrarse en el resultado de esa elección. Solo las luchas del pueblo, la organización de los desposeídos podrá cambiar el país, como ha sido a través de la historia. No nos confiemos en las soluciones desde arriba. Solo el pueblo salva al pueblo.
La otra campaña no es para el 28 de julio, sino para ir más allá, para cambiar el país. Por eso nos proponemos encontrarnos con las luchas, las ideas, los debates, los hombres y mujeres que todos los días combaten por un país mejor para prepararnos para los tiempos que vienen. Por eso la otra campaña acompaña las luchas y la organización popular y clasista, la unidad del pueblo para defender sus derechos. La otra campaña se propone aportar al horizonte emancipador hacia una sociedad sin explotación y sin dominación. La otra campaña debe servir para encontrarnos, en rumbo de la conformación de un agrupamiento político, independiente y democrático del pueblo trabajador, que impulse la construcción de una alternativa de los explotados, un polo para resistir al embate neoliberal, defender nuestras condiciones materiales de vida y los intereses de la nación.
¡Nuestra campaña es luchar!
¡No a las sanciones de EE. UU. que empobrecen al pueblo y enriquecen a los corruptos!
¡Que la crisis la paguen quienes más tienen!
¡Sin lucha y organización no habrá recuperación salarial, ni rescate de nuestros derechos!
¡Pensiones y jubilaciones dignas!
¡Por la vuelta de nuestros migrantes!
¡Desechemos las ilusiones, preparémonos para la lucha!
¡Gane quien gane, los derechos del pueblo se defienden!.
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