Nicmer Evans | Cómo pretenden doblegar la lucha popular y cómo evitarlo

Nicmer Evans | Cómo pretenden doblegar la lucha popular y cómo evitarlo. Artículo de opinión de nuestro presidente editor.
Nicmer Evans las izquierdas

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La autocracia venezolana, hija y heredera de la “revolución cubana” que ha logrado sobrevivir en el poder gracias a las divisiones y fragmentación del pueblo cubano, y luego a la sumisión por control social, jugando al extremo con sus necesidades básicas, ha copiado el modelo para hacer una versión del siglo XXI aplicada a una Venezuela que flaquea ante la tentación autoritaria de Chávez y después cae ante la violencia política de Maduro contra la lucha popular.

El ideólogo para acabar con la oposición venezolana y la lucha popular

Este gobierno se basa en dos premisas de Joseph Goebbels, político y orador alemán, ministro de propaganda y figura clave en el régimen de Adolf Hitler, de mesiánica retórica e inteligencia orientada a las comunicaciones y a la psicología de masas.

“Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

“Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.”

La técnica de la infiltración, de la división, de hacer útil las peores miserias de su gente y la de los opositores, responde a un laboratorio montado para atacar los instintos más bajos de cada actor político, y cada sector social, al final para distraer sin poder contrarrestar.

La oposición que existe y la que debe haber

Hoy a la oposición venezolana le han dado en lo más bajo, porque ese sector de la oposición, no solo es débil, sino carente de estrategia porque no tiene un centro de mando, ni conducción política, y lo peor es que en algún momento lo tuvo y la condujo a este desastre.

El gobierno de Maduro, ha perseguido a los radicales, echó de lado a los más extremistas, y dividido a los más moderados, con recursos tan simples como la compra de sus conciencias, o la extorsión por manejo de errores o debilidades de los actores políticos.

Pero no solo son los partidos políticos del G4, o de la fracción complaciente de la oposición en la AN 2020, sino el sector de los trabajadores y gremios, que hoy representan la esperanza de movilización autónoma que aspira que permita emerger un movimiento social fuerte, es sujeto de ataque del gobierno, que financia el ego de algunos, los intereses de otros, y al final divide la esperanza de que en Venezuela lo político sea consecuencia de lo social.

Sobre las luchas populares y los partidos

En los últimos tiempos, la injerencia de los partidos políticos en el sector social de los trabajadores que libran la lucha popular, ha llevado a movilizaciones que se desinflan con el solo suspiro del gobierno ante las torpezas de los falsos espacios de unidad de la oposición.

Hoy, sin estar totalmente ajenos a la injerencia de algunos partidos sobre los trabajadores, la necesidad ha empujado a desencadenar una serie de sucesos que ponen en evidencia que no son los partidos tradicionales los que están detrás de las protestas de los gremios y trabajadores, pero tampoco es un espacio organizado con estrategia, sino una necesidad desorganizada, pero con instancias que lo intentan ordenar.

La debilidad

Sin embargo, cuando se intente personalizar la lucha popular, se infiltren egos, y partidos opositores pretendan hacer de alguna figura un “presidente” o “presidenta” outsider solo por un verbo encendido, prendan las alertas, porque detrás de eso, se quiera o no está el gobierno alimentando aún más el confundido escenario para distraer, dispersar, y hundir nuevamente la lucha.

¿Cómo lograr vencer?

La única manera de lograr contrarresta el ataque de un enemigo tan poderoso es teniendo a un centro de mando con legitimidad, con verdadero compromiso y con entereza moral para ver a todos a los ojos construir nuevos caminos, sin que se genere la desconfianza por deslealtad.

Un espacio tan diverso, plural y horizontal como lo es la oposición venezolana, y tan discreto o clandestino como la Junta Patriótica que derrocó a Pérez Jiménez en 1958. Un espacio donde el protagonismo sea la capacidad de la discreción y la acción concreta.

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