En un esfuerzo conjunto por frenar la migración irregular, Panamá y Estados Unidos han firmado un acuerdo que permitirá a los funcionarios estadounidenses ayudar al gobierno panameño a deportar y examinar a los migrantes que cruzan el peligroso corredor del Darién.
El acuerdo, firmado el 1 de julio, establece que Estados Unidos cubrirá los costos de repatriar a los migrantes que ingresen ilegalmente a Panamá a través del Darién. Además, los funcionarios estadounidenses brindarán asistencia para capacitar al personal panameño. La idea es fortalecer sus capacidades para determinar qué migrantes, de acuerdo con las leyes pueden ser expulsados del país.
Este acuerdo es parte de una estrategia regional para abordar la migración irregular en toda la América del Sur. Panamá ha visto un aumento alarmante en el número de migrantes que arriesgan sus vidas para cruzar el Darién, un paso crucial para llegar a los Estados Unidos y Canadá.
Promesa electoral
El presidente panameño, Juan Raúl Mulino, ha prometido poner fin a esta situación. Afirma que no permitirá que Panamá sea un camino abierto para miles de personas que ingresan ilegalmente al país.
Estados Unidos, por su parte, busca reforzar la seguridad en su frontera sur y eliminar a aquellos que no tienen una base legal para permanecer en el país. El acuerdo con Panamá es un paso importante para ello.
Sin embargo, algunos críticos argumentan que las deportaciones masivas pueden no ser suficientes para frenar las travesías a través del Darién. Se necesita una estrategia más integral que aborde las causas profundas de la migración irregular.
A pesar de las controversias, este acuerdo marca un punto de inflexión en la cooperación entre Panamá y Estados Unidos para abordar los desafíos de la migración irregular en la región.
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