Américo De Grazia | Venezuela, entre lo absurdo y lo inaudito

(Opinión) Un gesto ético y responsable ante el país. Un llamado a los actores de la política. Por Emilio Useche

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Caracas, 06 de abril de 2022
“Refúgiate en el hacer”. Frida Kahlo.
@AmericoDeGrazia

Venezuela es insólitamente curiosa, tenemos la reserva petrolera más gigantesca que se conozca hasta ahora, pero no tenemos gasolina y la que se consigue, es la más cara del mundo. Igual ocurre con el gas, dado a que la naturaleza nos privilegió teniendo la reserva de gas más solida del planeta, pero cocinamos a leña; contamos con la tercera hidroeléctrica  más potente de la tierra, pero paradójicamente el servicio eléctrico es intermitente. Poseemos el Orinoco, el tercer río más  caudaloso de los cinco continentes y no tenemos agua en nuestros hogares. Existe el gobierno más desaprobado de todos los tiempos, con más del 80% de rechazo y desprecio ciudadano y sin embargo, no hemos podido articular su salida. No tenemos guerra, pero somos el país con más ciudadanos desplazados en el mundo, al día de hoy, y con más homicidios en un fin de semana,  que cualquier lugar donde existan eventos bélicos. Ese preámbulo es el que nos permite concluir que algo estamos haciendo mal, tanto en el gobierno, como en la oposición. Se habla frecuentemente de salir de Maduro, pero pocos dicen cómo; se añora la unidad, pero casi nadie arrima algo al mingo, para decir cómo construirla. Nos quejamos frecuentemente de cuanto nos rodea, pero pocos asoman la idea de qué hacer para revertir las causas y no seguir regodeándonos en los síntomas.

Desde guayana, queremos contribuir con nuestra modesta opinión, a riesgo de equivocarnos, pero con el sano propósito de visualizar alternativas. Decimos que las primarias presidenciales ejecutadas en el 2022 nos dan una notable ventaja y una considerable oportunidad. Aunque es frecuente que la motivación de muchos, sea  sacar sus ventajas, se hace imperativo el deber de priorizar el interés superior antes que la mezquina ventaja del interés subalterno; esa debe ser la primera regla a seguir: ¡Privilegiar al país antes que el particular interés del grupo o actor en escena! ¿Conclusión ingenua, testimonial e ilusa? Eso pudiese entonces, explicar las causas que motivan el preámbulo. Por ello hablamos de primarias en el presente 2022, sin excluidos, sin inhabilitados y sin vetados; en un proceso organizado por la sociedad civil, con observadores internacionales, sin el CNE, con doble vuelta. Que nos permita escoger un líder presidenciable, que organice y articule un centro de dirección política, con legitimidad de origen y de ejercicio; capaz de impulsar un instrumento electoral o tarjeta, que aglutine y acuerpe todas las fuerzas en un solo grupo; que genere la confianza suficiente para repetir la hazaña de Barinas, que nos vacune contra inhabilitaciones relámpagos; que tengamos capacidad de respuestas oportunas, audaces e inteligentes.

El otro requisito indispensable para el éxito, es la autenticidad del planteamiento; que se sostenga principalmente un cambio de modelo más que de actores, con el compromiso de revertir el centralismo, la militarización, el estado empresario, la agresión ambiental, la impunidad, el caos, el populismo, el caudillismo y la corrupción. Todos estos elementos tienen solución si cambiamos de paradigmas.

Un valor agregado a la propuestas, es impulsar desde ya, la enmienda constitucional dentro del mismo escenario, electoral previsto para las presidenciales del 2024, en cuanto a la reelección; está debe ser la última elección concebida bajo ese criterio totalitario para la alternancia obligatoria y transparente.
Y una última consideración que debe observarse ante la gravedad de los acontecimientos en desarrollo, es la legitimidad de todas las organizaciones, instituciones y fuerzas sociales que sirven de tejido social, que deben renovarse en este periodo, para fortalecernos en función de garantizar la victoria del 2024, la gobernanza y la concreción de detener y revertir la tragedia vivida en más de dos décadas.
Resolver de una vez por todas la cultura totalitaria, con mecanismos democráticos.

*Punto de Corte no se hace responsable de las opiniones expresadas por sus autores, quedando entendido que son responsabilidad de sus autores

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