Los seis bloques de la oposición y la elección presidencial en medio de una autocracia. Por Nicmer Evans

bloques de la oposición venezolana

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Una oposición venezolana sumergida en un laberinto, que ha sido creado en parte por la autocracia imperante producto de la persecución, el acoso, el destierro, la corrupción, la tortura y la muerte, y que a su vez se auto sabotea, ha decidido tomar como norte unas elecciones presidenciales, divididos en seis bloques sin tener una instancia real que permita la mayor unidad posible.

La autodenominada “Plataforma Unitaria”, que hoy solo representa a 10 partidos políticos, que a su vez está divida por lo menos en dos fracciones, se cubre bajo el manto de los resultados de la elección que produjo la Asamblea Nacional de 2015, y extiende por 7 años la tesis de unas proporciones que han hecho hegemónicas las decisiones del llamado G4 hoy dividido en sus intereses. Este sector es el apoyado por parte de la política de los Estados Unidos de América.

Por otra parte está la “Alianza Democrática”, un conjunto de partidos en parte judicializados producto de la intervención del Poder Electoral y Judicial para cambiar las directivas a conveniencia, otra parte, partidos que han asumido posturas complacientes con la autocracia y han sido útiles a sus intereses, y otro sector que asume posiciones moderadas en función de una tesis progresiva de democratización cohabitada con Nicolás Maduro y el Psuv.

En otro bloque están un conjunto de partidos emergentes, desprendidos de la Plataforma Unitaria, con muchos recursos que en algunos casos usado de manera dispendiosa y sin disimulo, que asumen una agenda “social” populista sin confrontación con la autocracia, con la convicción renovada de la participación electoral como base para su posicionamiento.

El cuarto bloque es el chavismo crítico desprendido de la autocracia, que dan un giro democrático, con convicciones ideológicas ortodoxas, que aún apoyan las líneas gruesas de la política chavista, y representan a sectores populares con concepciones de izquierda radical.

Hay un quinto bloque emergente, de sectores descontentos con la política hegemónica de la Plataforma Unitaria, que cuestionan la política de cohabitación de la Alianza Democrática, dudan del gasto dispendioso y populista de algunos partidos emergentes y que no comparten las concepciones radicales de izquierda, asumen la necesidad del apoyo internacional para facilitar la salida de la crisis, que suman al exchavismo y a parte de los sectores independientes, creen en la vía electoral pero también la resistencia a través de las luchas populares, son prounidad y no poseen recursos como los bloques anteriores.  

Un sexto bloque es el sector extremista, que no cree en la participación electoral y clama por una intervención de fuerza internacional para la redemocratización del país, y sufre de un gran desprecio hacia los otros bloques opositores.

Hasta ahora cinco de los seis bloques tienen algo en común, todos han asumido que se debe participar en unas elecciones presidenciales, pero no existe una instancia que dirima la forma de cómo hacerlo, los cinco bloques exigen diálogo y negociación con la autocracia, pero no son capaces de dialogar y negociar seriamente entre ellos a pesar de algunos intentos.

La crisis venezolana que destruye cada vez más el tejido social, hace que exista una distancia aún mayor entre los bloques opositores (cada uno en su medida) y el padecer de la gente, lo que profundiza la despartidización ciudadana y la despolitización, al punto de abrir un boquete para la llamada antipolítica, que hace más de 25 años trajo a Chávez a la escena nacional, irrumpiendo para generar el desastre que hoy vivimos.

Solo la creación de una verdadera instancia unitaria, con reglas claras que permita superar la desconfianza lógica que se tienen los diversos bloques, donde exista el predominio de la capacidad de dirimir los conflictos internos de manera democrática, podrá hacer que este Espacio Democrático genere un bloque mayor que asuma varias tareas de manera creible:

  1. El desarrollo de un perfil del candidato y de los miembros de dirección política, junto a unas primarias creíbles y confiables que definan tanto al próximo candidato presidencial y su equipo, como a una dirección política real.
  2. El desarrollo de unas líneas comunes de propuestas a la ciudadanía que recobre la confianza de la gente en la dirección política opositora, luchando al lado de gente.
  3. El desarrollo de una propuesta política que garantice la transformación real del sistema político autocrático vigente, y no la sustitución de unos por otros, a través de la lucha por reformas tales como: disminución del periodo presidencial, eliminación de la reelección indefinida, el establecimiento de la doble vuelta para garantizar la legitimidad y gobernabilidad en el país y la creación de una circunscripción electoral migrante.  

Todo esto debe desarrollarse con la premura del caso, pero con la voluntad política real de consolidar una verdadera alternativa, creíble, que logre irrumpir de manera contundente, a pesar de la arremetida de la autocracia que será inevitable.

@nicmerevans

*Punto de Corte no se hace responsable de las opiniones expresadas por sus autores, quedando entendido que son responsabilidad de sus autores

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