Caracas, 09 de febrero de 2022.- El flagelo de la migración forzada de venezolanos ha traído consigo que estos emprendan travesías peligrosas, tal es el caso de Alejandra Sánchez (alias utilizado para cuidar su identidad real), quien cruzó Río Grande.
En busca de mejores oportunidades fuera de Venezuela y huyendo del acecho de funcionarios de la administración oficialista, Sánchez junto a su hijo de 5 años de edad decidió cruzar de México a Estados Unidos a través del Río Grande, también conocido como “rio Bravo”.
La vida de Alejandra cambió drásticamente durante el 2020, cuando decidió ayudar en una campaña política contraria a Nicolás Maduro, desde ese momento comenzó a ser hostigada, su padre fue golpeado, y en definitiva, perdió su tranquilidad, tal como lo relató.
En este mismo contexto, la venezolana indicó que tuvo dificultades para que le entregaran el pasaporte de su pequeño, pero una vez logró el trámite, no dudó en fijarse como destino Norteamérica.
Pero el recorrido de la madre y su hijo no sería de manera tradicional (en avión), pues debían adentrase en las aguas del Río Grande, donde recientemente murió ahogada una pequeña de 7 años.
Travesía para llegar hasta Río Grande
Lo primero que hizo Sánchez fue consultar con otra persona que había salido del país, esta le facilitó los datos de quienes podrían ayudarla.
Una vez se puso en contacto, le dieron el precio del viaje desde Maracaibo, Venezuela, hasta México, el cual cuesta 2.500 dólares por persona.
Pasó entre Colombia y llegó a México sin ningún problema, ya en tierra azteca tuvo que esperar junto a su pequeño 6 horas para ir a la casa donde se quedarían. En esta había 4 personas más.
Algo que le pidieron fue que no hablara para que no se conociera que era proveniente de Venezuela.
Sánchez destaca que “los coyotes” ofrecen un panorama y al llegar a Piedras Negras todo eso cambia.
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Cruce hacia Estados Unidos
La venezolana cuenta que lo primero que deben hacer es atravesar por al menos 20 minutos un lugar lleno de monte, todos deben hacerlo en completo silencio.
En esta misma línea, describió que el ancho del río es semejante al de una autopista. Una vez en el lugar, los hombres jóvenes más altos y fuertes se encargan de llevar a los niños.
Alejandra informó que las mujeres no pasan con niños acuestas, que el agua es sumamente fría, y que la corriente no es tan fuerte, pero lo tenso del momento hace difícil la situación.
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