19 abril, 2024

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(Opinión) Las Asociaciones de Vecinos | Cumaná: víctima del síndrome del desafuero vecinal sin límites. Por Servando Marín-Lista

(Opinión) Las Asociaciones de Vecinos | Cumaná: víctima del síndrome del desafuero vecinal sin límites. Por Servando Marín-Lista
(Opinión) Las Asociaciones de Vecinos | Cumaná: víctima del síndrome del desafuero vecinal sin límites. Por Servando Marín-Lista
Caracas, 13 de agosto de 2021.-

Entre el fuerte y el débil, entre el rico y el pobre y entre el amo y el sirviente, es la libertad la que oprime y la ley la que libera”. 
                                          Jean Baptiste Lacordiere (Francia 1830).

Déjame contarte, por si le ocurriera lo mismo, que desde el instante en que la Asociación de vecinos del sector de la calle Teresen del Parcelamiento Miranda en Cumaná, colocó en una pizarra los apellidos de tres (3) familias bajo el título de “morosos” -inusual forma de exponer al escarnio público a presuntos insolventes- (Ver anexo fotográfico), por no perder tiempo leyendo las explicaciones que sustentaban las razones de producir ese fallo desdichado y por no cumplir con ninguna de las exigencias que señalaba el buen entender comunitario, han estado preguntándose lo que deben hacer con esos individuos que, de manera tan desconsiderada, aplastan el honor y la reputación de estos vecinos.

Por mi cabeza ha pasado, la idea, más civilista, de que esas tres familias inicien una demanda ante los tribunales por conspiración para desprestigiar y violentar  derechos humanos. Sin embargo, este hecho no tiene por qué impedir que alerte a próximas víctimas del “síndrome del desafuero sin límite” sobre el peligro que corren si llegaran a caer en manos de esta gente o cualquier otra que se suponga destinada a establecer quién paga y quién no o sólo aportan lo que puedan -lo que presuntamente dió pie a colocar la siniestra pizarra-. 

Y le puede parecer exageradas mis aprensiones, pero, la verdad es que, en definitiva, no salir airoso de esta emboscada vecinal honra y enaltece a estas tres familias pero no borra la desventura ni acaba con la pretensión de ciertos personajes de decidir a su arbitrio, una vez que se otorgan el poder de enjuiciar. 
Por cierto, la calle Teresen del Parcelamiento Miranda hace más de un año fue atravesada por un portón, como rutilante “Villa Cerrada”, generando la imagen de fortaleza amurallada, incrementando o acompañando la dispersión, producto a su vez, de la influencia expatria en tierra cumanesa, mostrándonos el paisaje de la anticiudad, de la negación absoluta de la relación con el entorno, pues lo más importante es la “seguridad” y el “confort”-según ellos-. 

Y, esto fue porque esos “jueces” de la Asociación de Vecinos de la calle Teresen del Parcelamiento Miranda, en su apresurado proceder, incumplieron con algunas consideraciones democráticas y violación de leyes esenciales -vicios de forma-fondo lo llaman-, lo cual produjo el resquebrajamiento de su duro veredicto, tal vez, pueda obedecer y más en la actual crisis económica que atraviesa el país, a una circunstancia sobrevenida. 
No pienses que no entiendo que, tras todo este juicio, hay un pequeño o gran drama y que la acción de juzgar sea irremediablemente la consecuencia del libre albedrío, una vez que se le otorga el poder de enjuiciar, quien está o no en ese luminoso territorio urbano donde ellos se encuentran.

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Pero, ahí no está el problema, sino en la oscuridad que se proyecta a partir de la certeza de verdad poseída que algunos “jueces” de la Asociación de Vecinos tienen y que les obnubila todo razonamiento: ¿Dónde dejaron las leyes? Y es que, desde que surgieron los juzgados hay muchas y variadas vertientes por donde se deslizan las pretensiones justicieras:

Como sucedió el 02 de septiembre de 2009, en el área Metropolitana de Caracas: El juzgado sexto de primera instancia en lo civil, mercantil, tránsito y bancario sentenció en contra de la Junta de Condominio de un edificio, por tan solo colocar los nombre de los insolventes en los ascensores y áreas comunes, por dañar el honor y reputación de sus vecinos, ordenando su prohibición entre otras [1].

Puede ser que me equivoque -solo los jueces no lo hacen-, pero dejando de lado a aquellos que no pasamos de ser sedicentes evaluadores, y dejando también algunos bochornos que siempre existen, he creído encontrar como común en el juicio de estos individuos, razones que pertenecen a circunstancias ajenas a las que son enjuiciadas pero que pasaron a formar parte de la certidumbre existencial de ellos que es también ropaje ceremonial.

Y común es, además, la ofendida actitud cuando se les señala que la objetividad no es una sustancia inmanente a su fisiología. Pero hay otras coincidencias, sus inagotables capacidades para enjuiciar. Siempre lo estan haciendo o preparándose para ello: adjetivando, clasificando, segregando. Y esa tarea la cumplen en el ceremonioso estrado de la calle Teresen del Parcelamiento Miranda de Cumaná o en la majestuosa mesa de una de las casas de los miembros de la Asociación de Vecinos. 

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Debo reconocerte, para terminar, que es cierto que en la saga de esas tres (3) familias “morosas”, no siempre estan presentes los tipos involucrados en esas evaluaciones, pueden sentirse maltratados por mi pretensión de clasificarlos de esa manera, pues no los mueve ninguna pretensión exterminadora y seguramente eso es cierto, pero, hay que decirles que a pesar de la ecuanimidad con que puedan, como “jueces” de la Asociación de Vecinos, tratar de actuar, no tengo dudas de que la simple pretensión de “juzgar” a unos vecinos de esta manera, es absolutamente equivocado e intolerante.

Esa no es la manera de evaluar una trayectoria vecinal, aunque sí la manera de saldar cuentas y satisfacer prejuicios ocultos. Te lo digo porque si en un futuro cercano tienes que pasar por estas horcas caudinas que son los pagos de cuotas vecinales, sin siquiera conocer si existe la cualidad para tal figura, deberías revisar con más cuidado la presencia de estos personajes.

No me puedo despedir sin antes comentar que, otro bemoles se padecen en la casi recién cerrada calle Teresen, como la obligación de pagar contribuciones donde hace un tiempo transitar y vivir no ameritaba más gastos que los requeridos por las leyes -impuestos y servicios-, y hasta prohibir a residentes el tener las llaves de los puertas peatonales y portones.

Entonces, el llamado es al Defensor Nacional del Pueblo, a la Fiscalía General de República, a la Alcaldia del Municipio Sucre del Estado Sucre y demás organismos con competencia en derechos humanos y civiles. Además, a los Concejos Comunales y Salas de Batalla, para que se investigue más ampliamente este fenómeno, por sus implicaciones de intolerancia, excesos y violación a derechos constitucionales y si estos pudieran estar suscitándose entre vecinos en otras ciudades y comunidades de Venezuela.

Por: Arquitecto Servando Marín-Lista
4.687.165
Tetralectica77©gmail.com

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