Barquisimeto, 20 de julio de 2021. Yaneth Mendoza y José Rangel, son un matrimonio cristiano, quienes desde hace 10 meses viven detrás de un kiosko, en la carrera 19 entre calles 54 y 55A de Barquisimeto, estado Lara, luego de que una cuantiosa lluvia desbordara una quebrada y les llevara el ranchito donde vivían en el sector El Tostao, al oeste de la ciudad. Aseguran que la alcaldía de Iribarren y los vecinos del sector les hacen la guerra y quieren dejarlos en la calle.
El kiosko es comercial y está ubicado en una pequeña “calle del hambre” detrás del centro comercial El Obelisco. Yaneth y José con dos láminas de zinc, plásticos y un encerado, lograron hacer un cuartico detrás del kiosko, donde cabe una colchoneta que reforzaron con cobijas para hacerla más gruesa. Cocinan a un lado del kiosko, hacen sus necesidades en bolsas y se bañan a medianoche, cuando nadie los ve.
“El año pasado, hace 10 meses, la lluvia aumentó la quebrada de El Tostao y nosotros vivíamos en un ranchito casi en la orilla. El agua nos llevó casi todo, nada más quedó un pedacito del rancho en pie. Ese día recogimos la ropa, a nuestros tres hijos y nos fuimos al Terminal con ganas de irnos a Punto Fijo, donde José tiene un local viejo que heredó de su mamá, pero nos estaban cobrando de pasaje 100 dólares por cada uno”, cuenta Yaneth.
Al no contar con 300 dólares para que la familia se trasladara a Punto Fijo, se quedaron durmiendo algunos días en las inmediaciones del terminal de pasajeros de Barquisimeto. “Ahí nos robaron los documentos, las tarjetas de los bancos, la ropa de los niños y lo poco que nos quedaba”, dice Yaneth.
Caminando poco a poco, llegaron al lugar donde viven hoy. “Cuando llegamos aquí, los árabes nos dejaron quedarnos, armamos el cuartico y quedamos con el compromiso de cuidar esto aquí, así lo hemos hecho. Nos dijeron un día que los niños no podían vivir aquí porque no era un sitio para un menor de edad, así que se los llevó una amiga de la iglesia cristiana que los tiene en El Manzano”, comenta Yaneth entre lágrimas, asegurando que tienen meses sin ver a sus niños.
“Por eso nosotros no pedimos dinero, ni colchones, ni nada de eso. Lo que si pedimos es una casa, un rancho, un lugar donde poder vivir que sea seguro para nuestros hijos y así poder estar juntos otra vez”, suplica Yaneth.
La mujer se dedica a la costura y reparación de calzados, hace ropa de niños que cose a mano y también está dispuesta a vender empanadas, mientras que José se dedica a varios oficios como la jardinería, pintura y albañilería, sin embargo no han tenido los recursos necesarios para buscar otro lugar donde vivir.
“Nosotros ya sabemos que los vecinos de las residencias del frente se molestan, no quieren que vivamos aquí. También llegaron varios funcionarios de la alcaldía de Iribarren a tumbarnos el cuarto, diciendo que este no era un lugar para vivir, que no podíamos hacer un rancho aquí, ese día le pedí que nos ayudaran, pero no nos escucharon, la alcaldía lo que quiere es sacarnos de aquí”, contó José.
Los comerciantes de la “calle del hambre” aseguran que ellos apoyan a esta familia y esperan que puedan encontrar una vivienda digna para mudarse, ya que son personas honestas y trabajadoras.
“Solo necesitamos un techo, lo demás lo podemos resolver con trabajo”, acota Yaneth.
Corresponsalía del estado Lara
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