Caracas.- Cuando el G4, en el año 2016, tomó la descabellada idea de implosionar el portaviones de la MUD; saliendo al ruedo con sus cuatro canoas; peleándose entre ellas y creado un hipotético escenario hegemónico sólo para uno; en detrimento de los otros tres; además de invisibilizar al resto de los instrumentos políticos partidistas, también generó que los demócratas venezolanos estuviésemos sin brújula, en medio de una tormenta.
Américo De Grazia | La tarea por hacer
El resultado no se hizo esperar; mostrándose hoy; como la vitrina de la “cagádtrofe”, como diría Pedro Nikken; equivocados, fracasados y derrotados.
¡Al no haber dirección; no hay estrategia! Mientras las tácticas son intermitentes e inducidas por la improvisación; todos los partidos de oposición a Maduro; ¡sin excepción!; se han dividido; fracturado y enfrentado a su eje matriz; mientras este se consolida como la primera minoría en el país; acumulando en el mejor de los casos; un porcentaje que no supera; bajo ninguna circunstancia; al 25 % del electorado; pero suficiente para sostenerse.
Mientras la irracionalidad opositora pretenda garantizar condiciones hegemónicas para su grupo dentro de una parcela; o peor aún; orbitando para el logro de banalidades engreídas; evidenciadas de torpe manera; en celebrar primarias presidenciales excluyentes; o consensos palaciegos; e incluso, ensayar como precandidatos en las primarias; pensando ex profeso en las regionales del 2025 y seguir la metodología del reparto de la torta. Por último; la versión del suicidio inducido; de allanar el camino para la abstención. Obviamente; que los cuatro escenarios le hacen un flaco servicio al país; garantizando así; la subsistencia y hegemonía de Maduro en el poder.
Como es característico en nosotros, desde la plataforma ciudadana; Guayana libre; no hablamos del problema; sin aportar soluciones; por eso nos afincamos en el tema de las primarias presidenciales ahora, para resolver básicamente tres temas gruesos: 1) El liderazgo presidenciable. 2) La escogencia del centro de dirección política como resultado del proceso. 3) Este último instrumento, como diseñador de la estrategia, que nos permita avanzar en la dirección correcta.
De esta manera, en las primarias pudieran converger todos los partidos que estén dispuestos para ello, con sus respectivos candidatos; de modo que, si hipotéticamente, se presentasen 20 precandidatos postulados por un centenar de partidos, en la primera vuelta, cada partido se vería representado en la plenaria; conforme al porcentaje de los votos obtenidos. Esa representatividad es la que validaría su voz y el peso de su opinión en el centro de dirección política; vale decir; si el partido “Z”; obtuvo el 7%, entonces, ese será el peso de su opinión, otorgándole así; la legitimidad de origen a cada uno de las organizaciones políticas dentro de la plataforma democrática (PD), restituyéndose el orden; la dirección y el liderazgo; como fiel expresión de lo que decida el electorado; evidenciablemente mayoritario y comprometido con la reconstrucción del sistema democrático en Venezuela.
“No hay viento favorable para el que no sabe donde va”. Séneca.
Sin una dirección adecuada que establezca un punto cardinal definido, el éxito es una utopía; la única manera de solucionar, es actuar de forma estructurada y direccionada; decía Einstein que: “Si buscas resultados distintos; no hagas siempre lo mismo”. De todos depende; que aunemos esfuerzos en el hacer; que modifique nuestro futuro como nación.
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