Nicmer Evans | La reelección indefinida. Por Nicmer Evans

Nicmer Evans las izquierdas

 “La reelección indefinida es monárquica”

Pepe Mujica 2013, The New York Time

Venezuela fue afectada por un proceso político hegemónico, declarado abiertamente por Hugo Chávez Frías a partir de 2005 cuando laza el socialismo del siglo 21 como ideología orientadora de su gobierno.

Es importante precisar la fecha, porque si observamos la Constitución del 1999 podemos ver que si bien existía una vocación centralista, sin embargo el tema de la reelección indefinida no estuvo presente como objetivo, y parte del discurso engañoso de Chávez para seducir a los votantes y llegar al poder por el contrario hablaba de otras cosas pero no del tema de la reelección indefinida como proyecto.

Pero, ¿Por qué llega la reelección indefinida a convencer a los venezolanos en el 2009?

El 15 de febrero de 2009, dos años después de haber rechazado por consulta popular de todos los venezolanos una serie de reformar a la Constitución en 69 artículos,  se realizó el referéndum para decidir la aprobación o no de la enmienda de los artículos 160, 162, 174, 192 y 230, con el fin de permitir la reelección inmediata de cualquier cargo de elección popular de manera continua o indefinida.

La conexión afectiva que lograba Chávez con las mayorías en Venezuela, a pesar de su primer fracaso en el intento de instaurar un sistema más socialista, que fracasó, le exigió, en lugar de construir el barco a la medida, asaltarlo, logrando convencer a los venezolanos de que si en otros países con sistemas parlamentarios no había límites de reelección, porque no se podía en un sistema presidencialista latinoamericano.

Esta propuesta suponía para los venezolanos un sistema y proceso electoral transparente, y la aparente imposibilidad de utilizar los recursos del Estado para campañas electorales, porque constitucionalmente esto está prohibido, pero la realidad fue otra.

Al ser aprobada la enmienda, se desplegó todo un proceso de manipulación del sistema y los procesos electorales, en paralelo a la corrupción en el manejo de fondos públicos por parte del partido de gobierno para fortalecer su estructura y maquinaria, fusionando así el Estado y el partido en uno.

Lo irónico es que esta tesis contó con la aprobación de un sector de la oposición que se vio seducido por sus propias ambiciones hegemónicas, al pensar que era factible en las regiones consolidar sus bastiones de poder, y de esto se desprenden algunos fenómenos electorales opositores con un sinfín de periodos continuos y discontinuos en gobernaciones y alcaldías, pero subyugados a la hegemonía nacional, no siendo, por cierto, muy distintos al proyecto chavista hegemónico, por lo menos en ese sentido.

Hoy, cualquiera que aspire a ser líder de y en la oposición debe tener claro que la reelección indefinida es un instrumento de la autocracia para su eternización, pero además debe incluir, como ya lo he dicho en reiteradas propuestas públicas, tanto el compromiso de no aspirar a la reelección indefinida, como a trabajar por la eliminación de esta enmienda constitucional.

Solo la “Justicia Justa”, la “Reconciliación Social”, “Cero Impunidad” y una “Economía Tripartita”, junto a una serie de enmiendas y reformas constitucionales, podría, en el marco de la aspiración de un nuevo gobierno democrático, garantizar gobernabilidad, gobernanza y verdadera democracia.

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