(Opinión) La negociación se muerde la cola. Por Américo Martín

Américo Martín

Loading

Caracas, 18 de agosto de 2021
@AmericoMartin

Incluso cuando las exigencias democratizadoras, que suponen encuentros entre las partes para viabilizarlos,  parece obvio negociar,  a menos que no haya en una o las dos partes seria disposición a hacer concesiones, así sean mínimas. Ceder para que la negociación avance.

La resistencia a algo que suena tan diabólico como “negociar con el enemigo”,  ha tomado demasiado cuerpo para que sea posible superar semejante obstáculo. No obstante, helos ahí,  en intercambios que tienen mucho más de negociación que de diálogo, sentados alrededor de una mesa mexicana. Solo les faltaría su “cuete” para ponerse a disparar. Pero tampoco fue asunto de balas combinadas con tequila, porque para sorpresa de muchos, contra los que juraban que Maduro y los suyos “jamás” negociarían nada que sugiriera cambio de poder, dado que su suprema aspiración era eternizarse en el mando.

¿En virtud de qué maligna presión se han metido en la supuesta trampa de negociar con gente entregada al imperio?

La pregunta es igualmente válida para la oposición representada por Guaidó y la comisión dirigida por Gerardo Blyde.

¿Por qué negociar con quien los persigue y sentencia sin debido proceso?

El caso es que, tanto el madurismo como el guaidocismo, decidieron finalmente negociar dejando a un lado escrúpulos y excesos. Escrúpulos a discutir, sin violencia, con aquellos a quienes vienes rechazando, y excesos por alentar invasiones en tu propio país y todavía esperar aplausos y felicitaciones sin precisar ¡si tus generosos aliados cargarán también con los muertos y demás costos humanos y materiales, tal como ha ocurrido en el mundo, tanto en casos recientes como remotos. Pero ha de suponerse el malestar que cause en los soldados amigos cuando midan la cruel injusticia envuelta en tal solicitud. ¿Por qué, se preguntarán, debemos nosotros cargar con los fallecidos como parte de nuestra solidaridad?

Pero sea como fuera, el entubar  a Venezuela a la poderosa fuerza militar de la primera potencia del mundo, a la que aparentemente no ofrecen ayudar, los solicitantes de la solidaridad no asumirían responsabilidad alguna en la mayúscula operación desplegada. En palabras claras, todo el esfuerzo recaería en el llamado a contribuir y virtualmente ninguno en el peticionario. Tal vez suene lógico dada la desigual capacidad militar, sin embargo no faltarán los que se molesten por tan inequitativo reparto. Tampoco es lo mismo poner la piel en juego que aplaudir desde la tribuna con trompetillas y pitos.

Entre los que quieren ver que lo buscado por el oficialismo, que según ellos es el  “lomito” del acuerdo, mientras Maduro busca el levantamiento de las sanciones,  la oposición guaidocista solo alcanzaría “lo que ya está en la Constitución y en leyes penales. El argumento no deja de ser insólito. Los regímenes autocráticos son acusados precisamente de violar normas, valores y procedimientos que figuran en sus propias leyes, y no podrán escudarse en el absurdo de alegar que esos delitos dejan de serlo por estar consagrados legal o constitucionalmente.

Voy ahora con un conocido ejemplo. El general-dictador Marcos Pérez Jiménez disponía en su propia Carta Magna que el presidente de la República seria electo en lapsos  quinquenales, mediante  sufragio universal, directo y secreto. Esa nítida disposición estaba presente en los artículos 42 y 104 de la constitución perezjimenista. ¿Acaso el dictador respetó esa normativa por el solo hecho de que figurara en la Ley fundamental? Hasta las piedras y los niños saben que no, para lo cual cambió el texto y convocó un plebiscito, postulándose a sí mismo, candidato único, quedando a los electores votar a favor o en contra. ¡Y ay de quien se pronunciara en contra!

En los sucesos venezolanos de hoy, la pugna sigue un curso, hasta el presente, más venturoso. El régimen de Maduro ha dado pasos similares a los de Guaidó. Además de negociar durante el tiempo que sea necesario, se ha elaborado una de esas agendas que ayudan y atan. Tenaces hasta el asombro, los opositores a la negociación, que ya saben que no podrán sustituirla por la salida invasora, nos dejan por eso con las manos vacías, pues sin fórmulas distintas a la que tiene en México la oposición y oficialismo, proceden a desacreditar los puntos de la invalorable agenda, que nadie ha podido desmeritar. Interesante es enfatizar los supuestos errores, ausencias o fallas. Escucho decir y repetir que lo único que interesa al madurismo es el levantamiento de las sanciones y el compromiso formal de la oposición de “no seguir incurriendo” en acciones terroristas.

Las sanciones han sido dictadas por las potencias occidentales y no por la oposición, en respuesta a la violación de DDHH y a la organización de un CNE mayoritariamente sesgado hacia el régimen oficialista. Y mucho tiempo antes de la negociación, las potencias que las dictaron las levantarían no bien se cumplieran fielmente las exigencias democratizadoras contenidas en la agenda.

En cuanto a las más bien risibles exigencias  de portarse bien, la oposición, naturalmente, no las tomó en serio, ni el oficialismo tampoco.  Por eso siguen negociando, sin que falten algunas sonrisas al desgaire.

*Punto de Corte no se hace responsable de las opiniones expresadas por sus autores, quedando entendido que son responsabilidad de sus autores

Síguenos a través de nuestras redes sociales: TwitterInstagramFacebook YouTube

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

ÚLTIMAS NOTICIAS