Américo De Grazia | Desaprender en el exilio

Américo De Grazia

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Caracas, 10 de junio de 2022
“Los otros todos, que nosotros somos” Octavio Paz

Entre un café y otro me encontré con un viejo amigo, quien me inquirió así: “La última vez que hablé contigo fue durante tu estadía en España, y esbozaste un plan distinto al que expusiste a tu regreso al país el 11 de junio del año pasado, ¿qué te hizo cambiar de opinión?” ¡El fracaso, la derrota, los errores! La respuesta fue automática, casi una sentencia, una lapidación donde prevaleció la autocrítica, y en ningún caso la lástima, la victimización. Luego de 557 días de exilio que me sirvieron para pasar revista y hacer cuenta del inventario de errores acumulados al momento de enfrentar a la organización criminal más inescrupulosa que haya usurpado el poder en Venezuela.

Durante este periodo se exacerbaron los excesos que vulneraron la democracia, la libertad e independencia de nuestra república. Acentuando el centralismo autoritario y asfixiante, el militarismo decadente, el rentismo extractivista, el capitalismo de Estado y monopolizador, la impunidad criminal, el culto mesiánico y caudillezco hasta identificar una praxis política con la personalidad de un novel Boves; e instaurar su “bovera” como política de calle. La desarticulación de la poca institucionalidad construida antes del ascenso de Chávez al poder; la destrucción ambiental como política gubernamental y la administración del caos con control social. Con el agravante del populismo misionero y la corrupción como modelo de vida. Vente años fueron suficiente para concluir que la separación de los poderes y la fusión de la trilogía del Estado, el gobierno y el partido son una tríada necesaria para conservar el poder en las manos de las élites “revolucionarias” en detrimento del país y sus ciudadanos.

Ese pervertido modelo ha sido suficientemente dañino para concluir que fracasó en función de los intereses nacionales pero exitoso en tanto y en cuanto los sostiene en el poder de modo indefinido. Tan rotunda conclusión me obliga a confirmar que para el país, el Chávez/Madurismo fracasó y el pasado se agotó. No obstante tengo la sospecha que sus efectos, en el ámbito político, permanecerán por mucho tiempo si no hacemos un esfuerzo consciente en cuanto a desarticular sus modus operandi. Con estrecha relación en las ideas ya expuestas en el preámbulo, o bien en el absurdo concepto del pensamiento totalitario zurdiano, que reza, “el Estado es sinónimo de pueblo”, “ la búsqueda de los iguales”, o nada mejor que sustituir un caudillo por otro. He allí la primera conclusión, no es suficiente salir de Maduro, sino de su modelo.

En ese recorrido comprendimos la necesidad de capitalizar todas las fuerzas, las externas, como las internas. Solos no somos suficientes. Pero delegar en terceros la tarea que nos corresponde, es construir calles ciegas, convertirnos en náufragos de la inercia, excluyentes de la participación ciudadana. Abonar la desesperanza inducida y la desconfianza aprendida. Es así como debemos recoger y juntar todos los esfuerzos que hacen nuestros aliados internacionales, sin dejar de hacer lo que nos corresponde. El único episodio “abstencionista” correcto, oportuno y exitoso, fue el que enfrentó a la “prostituyente” porque ayudaron a correrle el velo de “demócratas” a los tiranos del poder. Los otros episodios abstencionistas fueron desafortunados errores por falta de dirección política y olímpicas improvisaciones. Recordemos entonces que el mayor de ellos fue hundir el portaviones de la MUD, el único centro de dirección politico existente y exitoso en dos décadas de lucha. Todo para favorecer las infructuosas y hegemónicas cuatro canoas que se arrogaban el éxito para si mismos. Mordimos el peine de los diputados indígenas desconocidos por el régimen y, en cambio de solicitar que se repitieran las elecciones en torno a ellos, actuamos como duquesas ofendidas.

Desaparecida la MUD, sustituimos el centro de dirección política por la directiva de la AN 2015; adoptando el modelo chavista; donde gobierno y partido son lo mismo. Rápido desaprendimos la tesis instaurada por 4 décadas de democracia, donde el presidente era liberado de disciplina partidista para ser el jefe de Estado de todos los venezolanos.

Por eso estimamos, desde Guayana, irrumpir en el escenario de las regionales previstas el 21 de Noviembre pasado. Para ello, teníamos que desafiar a propios y extraños. Creamos nuestra propia narrativa; convirtamos las elecciones regionales en plebiscitarias, ni un voto para Maduro. Voto sí, balas no. Hagamos unas primarias entre demócratas, para escoger los candidatos a gobernadores y alcaldes, sin vetados, sin excluidos, sin inhabilitados, sin CNE. Todos desestimaron nuestros esfuerzos, muchos los satanizaron. Decían que “no habían condiciones”, “con ese CNE, no”, “eso sería legitimar a Maduro”, nos calificaron de traidores, divisionistas, incoherentes y otras sandeces. Todos los ataques con sus respectivas preguntas fueron respondidas una a una. Los inquisidores no pudieron responder una, la más elemental de todas, ¿Qué propones a cambio? Guardaron silencio, usaron el trillado discurso del “después te digo”. Sin salir del desconcierto, sin dar explicaciones, sin reconocer sus errores, y actuando tras bastidores inscribieron “sus candidatos” entre gallos y media noche, de espaldas al país. Luego no entiende la desconfianza que embarga a los venezolanos entorno a quienes decimos ser sus líderes. Pero el colmo fue acusarnos a los que anunciamos la ruta de la libertad, de ser los arrogantes soberbios y traidores. Mientras que aquellos que entraban clandestinos al país, chorreados de miedo, eran aplaudidos en silencio por los comodines de la política.

El tiempo nos dio la razón, de haberse ejecutado el plan anunciado para el 21 de Noviembre, hubiésemos tenido hoy 20 gobernaciones y más de 200 alcaldías al servicio de reponer la democracia en Venezuela. Aún tenemos tareas por ejecutar a pesar de las dificultades. Falta ahora tener propósito de enmienda. Pertinente entonces hacer las primarias lo más pronto posible, siempre sin excluidos, sin vetados, sin inhabilitados, sin CNE, con observadores internacionales, con doble vuelta, para garantizar la unidad necesaria, legitimar un liderazgo presidencial con una dirección política capaz de elaborar un plan estratégico; en condiciones de movilizar y organizar a nuestros ciudadanos. Las primarias pueden ser parte de la solución u otra morisqueta para preservar las cuotas entre las élites y no la salida de Maduro. Hay quienes están más interesados en ganarle a su homólogo opositor, que al régimen que nos oprime.

Cuidado con las calles ciegas, con el pensamiento mágico, con la exclusión del ciudadano, con las duquesas ofendidas con habilidades para construir callejones sin salidas; cuidado con los que pregonan arrogantemente que quieren medirse, pero sin CNE, sin plan republica, sin smartmatic…o sea, que siga la abstención, hasta que entren los marines, o lleguen los cascos azules, o se alce el sargento García. Parece un chiste de mal gusto sino estuviera blindada por la trágica realidad que nos circunda.

*Punto de Corte no se hace responsable de las opiniones expresadas por sus autores, quedando entendido que son responsabilidad de sus autores

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