El atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001. Fue un día que cambió para siempre la historia de los Estados Unidos y del mundo entero.
Nadie podía imaginar el horror y la tragedia que se desatarían ese día, cuando las Torres Gemelas del World Trade Center se convirtieron en el objetivo de un ataque terrorista sin precedentes.
A las 8:19 a.m., el vuelo 11 de American Airlines, que se dirigía a Los Ángeles, fue secuestrado por miembros de Al Qaeda. La azafata Betty Ong hizo una llamada desesperada al centro de operaciones de la aerolínea, informando que el piloto estaba herido y inconsciente, pero sin tener conocimiento de lo que estaba sucediendo.
Pocos minutos después, a las 8:46 a.m., el avión se estrelló contra la torre norte del World Trade Center en un acto de pura barbarie.
La conmoción y la confusión se apoderaron de la ciudad y del país entero. Las primeras sospechas apuntaban a un accidente aéreo, pero todo cambió cuando, 27 minutos después, el vuelo 175 de United Airlines se estrelló contra la torre sur.
Ahora, no había dudas de que se trataba de un ataque coordinado y premeditado. El caos y el miedo se multiplicaron, y las personas que se encontraban atrapadas en las torres buscaban cualquier forma de escapar.
Mientras tanto, el Pentágono también fue blanco de un tercer avión secuestrado, y una cuarta aeronave se estrelló en un campo de Pensilvania después de que los pasajeros intentaran recuperar el control del avión.
El terrorismo y el odio dejaron una marca imborrable en el inicio del siglo XXI
El trágico evento también cobró la vida de valientes bomberos y socorristas que se apresuraron a ayudar a las víctimas.
Hasta el día de hoy, 343 bomberos siguen siendo recordados como héroes que sacrificaron sus vidas en el cumplimiento de su deber.
A pesar de los avances en la identificación mediante ADN, todavía quedan 1.102 personas por identificar, lo que demuestra el alcance devastador de aquel fatídico día.
El 11 de septiembre de 2001 dejó una herida profunda en la sociedad estadounidense y en el mundo entero.
Sirvió como un recordatorio de la capacidad del terrorismo para causar destrucción y muerte, pero también como un testimonio de la resiliencia y el espíritu de unidad que emergió en respuesta a la tragedia.
A 22 años de aquel día, es importante recordar y honrar a todas las víctimas, así como mantener viva la promesa de nunca olvidar.
Con información de Agencias
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